Violencia contra las mujeres
Entender las razones últimas que están detrás de la violencia de género
supone profundizar en las relaciones entre mujeres y hombres y en el contexto
donde tales relaciones se producen. Ese contexto está cargado de historia, de
cultura, y por tanto, de valores, ideas, creencias, símbolos y conceptos
que pueden explicar por qué en ocasiones la violencia incluso se 'ha
naturalizado'.
Al hablar de violencia contra las mujeres es preciso clarificar
qué teorías subyacen. Por ello resulta necesario este apartado que recoge
algunos conceptos significativos de un marco teórico sobre la lucha contra la
violencia hacia las mujeres.
La
violencia de género es todo
acto cometido contra el sexo femenino y puede tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico; es decir, la violencia contra la
mujer es toda acción violenta que recibe una mujer por el simple hecho de serlo
dañándola ya sea física o emocionalmente. La violencia contra la mujer es un
problema de salud pública y es considerada un delito.
El denominar este tipo de violencia como violencia de género
indica que es un problema social y una violencia específica que reciben las
mujeres por el simple hecho de ser mujeres; es decir, ser relacionada con un
origen concreto que establece estas características de género diferenciadas y a
las que otorga distinta importancia según una jerarquía de valores que otorga
una superioridad al género masculino sobre el femenino.
Por tal motivo es de suma importancia el identificar cuáles son
las desigualdades ya superadas y cuáles son las persistentes para lograr una
evolución social hacia nuevas identidades tanto masculinas como
femeninas.
Las desigualdades entre mujeres y hombres hunden sus raíces en
los estereotipos de género. Si por sexo se entiende el conjunto de diferencias
biológicas, género es la diferente adscripción cultural que se
le hace a cada uno de los sexos en
el proceso de socialización de las personas. Es decir, la asignación de
distintos espacios de actuación para mujeres y hombres y, por tanto, de roles,
valores, comportamientos, actitudes, expectativas, etc., y éstos pueden variar
según el lugar y el tiempo.
La igualdad es el derecho a un mismo trato y de
oportunidades en el acceso, ejercicio y control de derechos, poder, recursos y
beneficios, sean cuales sean las características individuales.
Ni todas las mujeres son idénticas, ni todos los hombres
tampoco. La diversidad es consustancial a la vida. Hablar de
igualdad supone respetar la diferencia de mujeres y hombres teniendo en cuenta
la diversidad, tanto de unos como de otras, a la vez que corregir la tendencia
actual de imposición y generalización del modelo masculino. Se trata, en suma,
de que mujeres y hombres sean iguales en la diferencia.
La clave del problema está en cómo se supone que deben ser los modelos masculinos y femeninos
en la sociedad, porque los que se muestran y reproducen en la nuestra están muy
desfasados y son discriminatorios.
El problema es que mucha gente todavía los considera válidos y por
tanto esas ideas tan tradicionales y negativas de la femineidad y la
masculinidad se perpetúan en el tiempo.
Como vemos, es nuestro modelo social el máximo legitimador de la
violencia de género. Tenemos que ser capaces de cuestionarnos qué tipo de
sociedad creamos que genera maltratadores, qué sociedad genera esta patología
del vínculo amoroso.
La Violencia de Género – Antes y Ahora
La violencia de género ha existido a lo largo de la civilización
en las diversas culturas; razón por la cual algunos de los estereotipos han
sido interiorizados y perpetuados por la sociedad a través de los siglos.
El acceso a la educación y a la información ha permitido a las
mujeres el desarrollar una independencia de criterio que ha aumentado sus
posibilidades de no tolerar el abuso, discriminación y marginación. De igual manera, el vivir en un mundo
globalizado ha provocado gran movilidad de personas y consecuentemente de
ideas, que han logrado que la sociedad tome conciencia de que la violencia de
género existe y en dimensiones alarmantes a nivel mundial.
¿Cuáles son los factores que perpetúan la Violencia de
Género?
Existen varios factores que perpetúan la violencia de género
como lo son los factores culturales, económicos, legales y políticos.
Los factores culturales incluyen las definiciones culturales de
los roles apropiados tanto para hombres como para mujeres y las expectativas
del cumplimiento de los mismos dentro de las relaciones. Existe también una creencia de
superioridad inherente de los hombres sobre las mujeres misma que les da valores y derechos de
propiedad sobre las mujeres, así como la noción de la familia como una esfera
privada y bajo el control masculino. Otro
de los factores culturales es la aceptación de la violencia como un medio para resolver
conflictos.
En el ámbito económico, los factores más importantes son la
dependencia económica de las mujeres y el acceso limitado que tienen al ingreso
familiar así como a la educación, formación y empleo.
Manifestaciones de la Violencia de Género
Usualmente la violencia de género se relaciona únicamente al
maltrato o agresión físico o sexual pero la realidad es que la violencia
ejercida sobre las mujeres se expresa de múltiples formas y en todos los
ámbitos en donde se desenvuelva la mujer.
El maltrato físico se refiere al uso deliberado de la fuerza con
la intención de generar una lesión física, daño o dolor.
El maltrato psicológico o violencia psicológica se refiere a los
actos que atentan contra la identidad psíquica y emocional así como contra la
dignidad de la persona. Este
tipo de maltrato se manifiesta en tácticas de ejercicio de poder y control como
lo son la vigilancia, los insultos, las humillaciones, las prohibiciones y las
manipulaciones afectivas que tienen como consecuencia el aislamiento y la
anulación de la autoestima de la mujer. El maltrato psicológico tiene como
objetivo la desvalorización , el dominio, y el aislamiento y se encuentra en
todos los casos de violencia de género.
El maltrato sexual incluye cualquier acto de intimidación sexual
forzada por el agresor o no consentida por la víctima.
Existe también el maltrato o violencia económica que se refiere
a disponer y administrar los recursos económicos sin consultar a la mujer e
impidiéndole acceder a ellos.
¿Cuáles son las conductas que utiliza el agresor?
La violencia psicológica tiene como objetivo la desvalorización,
el aislamiento y el abuso social, el control y el dominio y el chantaje
emocional.
Las conductas de desvalorización incluyen el tratar a la mujer
como inferior, criticarla sistemáticamente, no permitirle tomar decisiones,
insultarla o criticar su apariencia, no tomar en cuenta sus opiniones,
humillarla y elogiarla alternadamente hasta generarle confusión, entre
otras. Los objetivos de la
desvalorización son el hacer sentir a la mujer que, debido a su poco valor, es
afortunada por estar en la relación así como también el crearle inseguridad y
ansiedad ante cualquier planteamiento de abandono por parte de ella. Las consecuencias son la destrucción
de la autoestima, la distorsión de su auto imagen y el sentirse poco valiosa.
El aislamiento y el abuso social tienen como objetivo el aislar
a la mujer para poder ejercer un control sobre ella más eficaz. Las conductas más comunes son el
lograr alejar a la mujer de su familia y amigos a través de tácticas indirectas
tales como generar situaciones que le resulten incómodas cuando está con ellos
e impedir la relación sobrecargándola de deberes en el hogar. Las consecuencias de este tipo de
abuso son la incomunicación, el aislamiento, dependencia y la ruptura del apoyo
social del entorno de la mujer.
Las conductas de control y dominio tienen como objetivo el
imponer la autoridad del hombre en la relación y tienen como consecuencia la
pérdida de libertad, el miedo y la falta de poder para tomar decisiones. Las conductas más comunes son las
llamadas telefónicas constantes, el pretender conocer en todo momento dónde se
encuentra la mujer y cada una de sus actividades; el manifestar celos y
sospechas continuamente, el acusarla injustificadamente de coqueteos con otros
y el exigir sometimiento y obediencia.
Las amenazas tienen como objetivo principal el impedir que la
mujer cuente lo que pasa dentro de la relación así como el impedir que abandone
la relación, sus principales consecuencias son el infundir el temor en la mujer
y paralizarla a la hora de tomar decisiones.
Finalmente el chantaje emocional utiliza la lástima como técnica
para manejar a la pareja imponiéndole la necesidad de hacerse cargo del otro
por el sentimiento de culpa que genera este tipo de abuso. Las conductas más frecuentes son el
amenazar con suicidarse si la mujer plantea terminar con la relación, infundir
lástima e inducir sentimientos de pena hacia él con argumentos tales como
dolencias, problemas en el trabajo, una infancia desdichada, etc.
¿Cómo empieza la Violencia de Género?
A este proceso se le conoce como ‘Escalada de Violencia’ que es
paulatino y ascendente de etapas en las que la intensidad y la frecuencia de
las agresiones se van incrementando a medida que pasa el tiempo. Comienza con agresiones psicológicas,
subiendo a las verbales y finalmente a las físicas.
Este proceso comienza con conductas de abuso psicológico bajo la
apariencia de actitudes de cuidado y protección, prácticamente imperceptibles
por su apariencia amorosa, que van reduciendo la seguridad y confianza de la
mujer en sí misma. Este
tipo de conductas son restrictivas y controladoras que minan tanto la autonomía
como el desenvolvimiento de la mujer con sus cercanos. Usualmente estas conductas suelen ser
el inicio del maltrato y nunca son vinculadas a comportamientos violentos.
Dicha estructura progresiva de la evolución de la violencia
provoca que la víctima se acostumbre a la violencia paulatinamente. Está demostrado que la exposición
repetida a cualquier grado de violencia afecta y disminuye la conciencia
crítica de percepción y rechazo de la misma, distorsionando el umbral de
tolerancia y constituyendo una especie de anestésico ante la violencia.
A este proceso de normalización de umbrales altos de violencia
se le denomina habituación, que impide a muchas mujeres detectar la violencia
que están padeciendo.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Lamentablemente el factor de riesgo para las mujeres es
simplemente el hecho de ser mujeres. La
violencia de género se refleja en todas las edades y estratos sociales. No existe un perfil de mujer
maltratada pero existen rasgos que comparten las mujeres que sufren este tipo
de abusos como son una autoestima pendular, miedo, dependencia de la pareja,
ansiedad, depresión, indecisión, desmotivación e irritabilidad entre otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario